Los retos a los que se enfrentan los marketeros están permanentemente mudando de piel (como las serpientes). Las nuevas tecnologías, que cambian a menudo de la noche a la mañana, y los consumidores, sometidos también a un ritmo de transformación absolutamente frenético, están dando una vuelta de tuerca al marketing y también a sus máximos responsables: los CMOs.
Si hacemos caso de un reciente informe del instituto de investigación The Future Laboratory y Monotype, estos serán los tres grandes desafíos que atormentarán (no necesariamente para mal) a los marketeros en el transcurso de los próximos años:
1. Inteligencia artificial
La inteligencia artificial y otra disciplina aledaña, el análisis de datos, deberán formar parte de manera inexcusable de la agenda de los CMOs en el futuro más cercano.
Si los marketeros no se rodean de especialistas en datos de primerísima línea, corren el peligro de toparse de bruces con el fracaso, advierten The Future Laboratory y Monotype en su informe.
Oliéndose la que se avecina los marketeros se están cobijando ya bajo el paraguas de los datos. No en vano, nueve de cada diez CMOs tienen previsto incrementar el gasto en análisis de datos y en targeting en el transcurso de los próximos tres años.
Por otra parte, la creciente pujanza de la inteligencia artificial podría traducirse en puestos de nueva hornada en el marketing. No sería raro que emergiera, por ejemplo, la figura del “Chief AI Officer”.
Cuando apuesten por la inteligencia artificial, los marketeros deberán meter además los datos en la coctelera para obtener un retrato lo más preciso posible del consumidor con el que aspiran conectar.
Pese a que la inteligencia artificial tendrá un protagonismo cada vez más relevante en el futuro, no reemplazará ni mucho menos a los humanos en el marketing. El futuro de esta disciplina pasa por amalgamar, de manera equilibrada, creatividad, intuición y análisis de datos.
2. Colaboración en lugar de control
La co-creación y la colaboración se acomodarán en los próximos años en el trono del marketing. No les queda otra a las marcas cuando se enfrentan a un consumidor que espera mirar de tú a tú a las compañías con las que se relaciona y que desea tomar parte activa, por ejemplo, en el desarrollo de nuevos productos.
Los tiempos en los que las marcas se empeñaban en rodearse de una aureola de omnisciencia, miraban por encima del hombre al cliente y hacían oídos sordos a lo que éste tenía que decir han pasado definitivamente a la historia.
En los próximos años las marcas estarán obligadas a dar su lugar al consumidor y renunciar a tener el control total sobre el desarrollo de productos y la comunicación.
Un ejemplo de marca que colabora activamente con el consumidor en lugar de tenerlo permanentemente bajo su yugo es LEGO, que utiliza las ingeniosas ideas puestas sobre la mesa por sus fans para dar forma a nuevos productos. Eso sí, cuando colaboran con el cliente, las marcas deben llegar a algún tipo de compromiso con él para que sus reputación no quede “chamuscada”.
3. Distanciamiento del pensamiento tradicional
Los consumidores son cada vez más exigentes y demandan de las marcas respuestas cada vez más veloces en los canales digitales.
De acuerdo con estudio de Salesforce, el 64% de los consumidores esperan que las empresas reaccionen en tiempo real a sus consultas y que se tomen además la molestia de interactuar con ellos.
Por otra parte, los consumidores son bombardeados constantemente por publicidad que rara vez resulta 100% relevante para ellos.
Para los CMOs es en este sentido cada vez más importante gestionar adecuadamente los canales y los formatos publicitarios a su disposición.
Los hábitos del consumidor evolucionan a la velocidad del rayo y el ritmo de los cambios se hará aún más frenético en los próximos años. Esto se traducirá en una mayor predominancia de la comunicación visual que satisface de manera casi instantánea al consumidor pero que no deja en su cabeza (ni tampoco en su corazón) una huella indeleble.
Colaboración: www.marketingdirecto.com