Apple, Old Spice, Coca-Cola, IKEA. ¿Qué tienen en común todas estas marcas? Que todas y cada una de ellas nos han contado alguna vez historias que, por una razón o por otra, han echado amarras en nuestro corazón.
Las historias, historias que no tienen en realidad por qué durar más de 30 segundos, son la gasolina que mantiene funcionando a pleno rendimiento el motor de las grandes marcas.
Para funcionar de verdad, las historias “marketeras” deben capturar la atención, entretener, instruir y persuadir al consumidor en apenas unos minutos. Las fuentes de las que fluyen estas historias pueden ser de lo más variopintas, pero en realidad su estructura, su anatomía, es siempre la misma y es sorprendentemente simple.
Un héroe, un objetivo, un conflicto, un mentor y una moraleja bastan para armar una historia “marketera”. Eso sí, si alguno de estos ingredientes falla, la anatomía de la historia se quedan inevitablemente “coja”. Si quiere conocer más a fondo la anatomía de las buenas historias “marketeras”, no le quite ojo a esta infografía de la empresa especializada en marketing de contenidos Copyblogger:
Colaboración: www.marketingdirecto.com