Se suele dejar la creatividad al margen en las empresas. Pero debería ser el corazón que haga latir al resto de departamentos.
Conseguir que el corazón de la creatividad continúe latiendo igual de fuerte que cuando se comienza en la industria no es tarea sencilla. La mayoría de profesionales asegura que en lograr esto radica la clave del éxito de las campañas y de las estrategias. Pero, por más que los directivos se empeñen en subrayarlo, lo cierto es que muchas veces se deja de alimentar ese músculo conforme va pasando el tiempo, en pos de los objetivos comerciales.
La creatividad se convierte en una esclava de los negocios, sin espacio para echar a volar. De hecho, hay quienes ni siquiera dejan que despliegue sus alas. Parece que el sector está abocado a un movimiento implacable y autodestructivo hacia una industrialización sin impulso a largo plazo.
Las tácticas a corto plazo no son forma de construir un crecimiento sostenido en ningún ámbito. Lo cierto es que los datos también están contribuyendo a opacar a las musas, así como los atajos y palabras como «eficacia».
Pero, en realidad, cuando se tiene más éxito es cuando el negocio ofrece productos creativos estratégicamente potentes y diferenciados. No se trata de elegir una opción u otra, sino de volver a poner en las agendas el poder de la creatividad y dejar de operar de forma similar en todas las áreas.
Por qué la empresa debe empaparse del apartado creativo
Es el momento de dejar de ver la creatividad como algo ajeno a nuestro negocio principal y el departamento creativo como una función que casi hay que mantener al margen de los aspectos difíciles como la rentabilidad, los presupuestos o el crecimiento del negocio.
Se considera que el efecto de la parte seria de la empresa contamina el producto creativo. Nada más lejos de la realidad. Las personas y los productos creativos se benefician enormemente de su conexión con el crecimiento de la compañía.
Con todo esto, ¿cómo podemos hacer que vuelva a latir nuestro corazón creativo? Lo primero, hay que desterrar de una vez por todas la cultura del «o» y empezar a abrir puertas con el «y». Es importante saber que no todo es blanco o negro, sino que hay una paleta de colores que sirven para complementar y aportar un valor diferente para poder bombear hacia todo el conjunto.
Esto pasa por un punto principal: la incorporación del pensamiento creativo a toda la empresa.
Cómo la creatividad salvará al resto de departamentos
La innovación creativa debe estar presente también dentro de la innovación operativa. Desde el pensamiento de diseño hasta el perfeccionamiento, pasando por la experimentación, los procesos creativos son tan poderosos para conseguir grandes ideas operativas como para lograr un gran trabajo para nuestros clientes.
En este sentido, es muy beneficioso sacar todo el proceso que se suele seguir en el departamento creativo para otros terrenos empresariales. Así es como se consigue un plan con nuevas formas de trabajo, una rápida transformación del negocio y una gestión de los riesgos que no se podría llevar a cabo con los modelos de operación convencionales.
Trasladar lo que sucede en la cultura creativa a la cultura de la agencia puede servir para generar un mayor sentimiento de pertenencia, más energía y una flexibilidad que hará más felices a los empleados. Al ser creativos en toda la estructura, esta no tiene que ser tan rígida y se pueden aprovechar los puntos fuertes de cada persona.
Por otro lado, hay que superar el miedo al fracaso. Los creativos están acostumbrados a ver cómo mueren sus ideas o a ver cómo estas sufren una gran modificación de cara a contentar a los clientes. La resistencia, la camaradería y la aceptación de los comentarios de forma constructiva contribuirán a un equipo más unido.
Colaboración: www.marketingdirecto.com