D.E.P. lealtad de marca: bienvenidos a la era donde la novedad se impone a la fidelidad

La erosión de la lealtad de los consumidores hacia las marcas representa un cambio en la filosofía de compra. Antes, este concepto tan preciado y que tanto costaba ganar se perdía por el incumplimiento de las promesas de los productos y servicios. Ahora no se trata solo de eso, aunque sigue desempeñando un papel fundamental.

En la actualidad la oferta que tienen ante sí los consumidores es prácticamente inabarcable. Es por esto que la lealtad hacia una marca no sólo se juega en el terreno de la calidad y cumplimiento de las promesas. Se juega en la diferenciación. Conseguir destacar sobre el resto pareciendo único en cada uno de los ciclos de compra.

¿Qué ha matado a la lealtad de marca?

Lo primero que debemos tener claro es que los consumidores ya no están dispuestos a ser fieles a las marcas como lo eran antaño. Una decisión que radica en que el valor subyacente de la lealtad en sí ya no es particularmente relevante.

Hasta hace unos años la lealtad era algo bueno. Un concepto que todos deseamos tener en todos los ámbitos de nuestra vida. Los cambios generacionales han hecho evolucionar el término y ahora muchos asocian la lealtad con inmovilismo. Ser fiel significa dejar de explorar alternativas.

Un cambio de paradigma social que no sólo se ha dejado notar en las marcas. La evolución de la lealtad ha modificado desde la religión a la política. Y es que si antes el cambio era visto por ciertos sectores como algo malo (¿por qué cambiar algo que funciona?) ahora es visto como la mejor de las opciones.

El concepto histórico de la lealtad como valor se ha articulado en el deseo de generar conexiones a largo plazo y la confianza mutua por ambas partes. Las razones por las que la lealtad se consideraba como un valor social importante ya no son válidas.

Mejor “nuevo” que “conocido”

De acuerdo a un reciente estudio elaborado por Accenture, dos tercios de los consumidores han señalado que el número de marcas disponibles a la hora de tomar decisiones de compra se ha incrementado significativamente en la última década.

Esto nos deja ante una fotografía en la que se aprecia una imagen muy nítida: el establecimiento de relaciones duraderas entre marcas y consumidores es cada vez menos realista.

En lugar de seguir trabajando sobre estos modelos ya anticuados, las empresas tienen que transformar su modelo de negocio y estrategias de marketing. No hay que intentar posicionarse en el Top of mind del consumidor. Error.

El objetivo de su marca ahora debe ser erigirse como el punto de innovación y distinción en cada uno de los procesos de compra.

La lealtad del consumidor ya no es lo que era. Ni va a volver a serlo. Asúmalo. Por mucho que se adapten las compañías y sus marcas no es una meta a tener en cuenta porque, simplemente, ya no es significativa para unos consumidores que únicamente buscan experiencias, diferenciación y todo aquello que tenga sabor a nuevo.

Colaboración: www.marketingdirecto.com

 

apap

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