El gigante tecnológico estadounidense Google ha comprado la startup Jetpac, creadora de un software que analiza las imágenes que los usuarios cuelgan en internet y elabora guías urbanas a partir de la información que extrae de ellas, informó el sitio web de Jetpac.
Con sede en San Francisco y creada en 2011, Jetpac compila información de las fotografías con carácter público que los internautas cuelgan en las redes sociales, como por ejemplo en el popular Instagram -propiedad de Facebook-, y, mediante un avanzado sistema de inteligencia artificial, crea guías con la información que de ellas extrae.
Así, las habituales imágenes de comida, edificios, personas o elementos decorativos que circulan por Instagram nutren de contenido útil las guías digitales de Jetpac sobre los hábitos, curiosidades y posibilidades de ocio que ofrece cada ciudad.
“Nos unimos a Google. Esperamos trabajar en proyectos de lo más emocionantes con nuestros colegas de Google”, indicaba hoy un escueto mensaje en el sitio web de la startup californiana.
Jetpac también informó de que su aplicación dejará de estar disponible en la tienda virtual de aplicaciones de Apple (rival de Google), la App Store, y que dejará de actualizar la aplicación de aquellos quienes ya se la hayan descargado a partir del 15 de septiembre.
La cuantía de la adquisición no ha sido revelada.
Jetpac está especializada en el análisis inteligente y en profundidad de las imágenes, un campo en el que Google lleva tiempo trabajando ya que lo ve como el futuro hacia la llamada web semántica, es decir, aquella en la que internet es capaz de interpretar los datos que por él circulan y de ofrecer respuestas de forma inteligente.
Desde que fue fundada en 2011, Jetpac ha recaudado 2.4 millones de dólares de inversores de capital de riesgo.
Una curiosa utilidad que Jetpac dio a su software de análisis de la imagen fue desarrollar un mecanismo que identifica las sonrisas en la cara de las personas, lo que le permitió realizar una hipótesis de cuán feliz es la población en cada ciudad.
Colaboración de: www.eleconomista.net