Los 10 mandamientos de los líderes que rezan al dios de la creatividad (y no del control)

Así actúan los líderes que se rigen por la creatividad

Es más que evidente que los líderes, quienes tiene la vitola de directivos, están hechos de una pasta muy especial. Tienen a su cargo a equipos de personas de tamaño a menudo absolutamente colosal y deben lidiar el toro (fiero e implacable) de la eficacia.

¿El problema? Que en su denodada búsqueda de la eficacia los jefes se lo juegan todo a la carta de los números y dejan completamente en un segundo plano a las personas.

¿Qué hubiera pasado si uno de los líderes de más pedigrí que nos ha regalado de historia, el bueno de Moisés, hubiera descendido del monte Sinaí pertrechado de un puñado de hojas de cálculo de Excel y no de sus célebres tablas de la ley? Es más que evidente que el devenir de la historia hubiera sido probablemente bien distinto (en el mal sentido).

A buena parte de los jefes le gusta rendir pleitesía a las cifras y las hojas de cálculo y se olvidan de que las personas a su cargo funcionan en realidad mucho mejor cuando se las alimenta utilizando la pasión a modo de carburante (y no tanto el control emanado de los números contantes y sonantes).

Esta es la tesis que sostiene Mark Dopheide en el libro Gott ist ein Kreativer, kein Kontroller (Dios es creativo, no un controlador), publicado recientemente por la editorial alemana Econ.

Desde el punto de Dopheide los directivos harían bien en apartarse del dios del control para abrazar la fe de la creatividad. Y para ello harían bien en enarbolar los mandamientos que desmenuzamos a continuación:

1. Comprenderás los números y amarás a las personas

Los jefes se postran a menudo a los pies del triángulo formado por crecimiento, aumento de la eficacia y beneficios. Se olvidan, con todo, que este triángulo se queda inevitablemente en agua de borrajas si se queda fuera la variable de las personas (que es la que más peso tiene en la consecución del éxito).

2. No dejarás que te ciegue la experiencia

Las experiencias que los jefes acumulan a lo largo de los años no son necesariamente teleobjetivos que les presten auxilio a la hora de aventurarse a lo que hay en el horizonte. Tales experiencias son a menudo un arma de doble filo y pueden acabar trocándose en anteojeras.

3. Amarás lo ilógico tanto como lo lógico

Dejarse guiar invariablemente por la lógica no tiene en realidad ningún sentido. Hacerlo implica actuar como un sistema de navegación que sigue siempre la misma ruta.

A veces para seguir hacia adelante y no quedarse estancado conviene refugiarse en los brazos de lo ilógico.

4. No confundirás lo óptimo con lo máximo

A diferencia de la madre naturaleza, el «homo optimus» se rige por una monocultura totalmente artificial en la que la eficacia (y solo la eficacia) lleva indiscutible la batuta. Quienes confunden lo óptimo con lo máximo están abocados a ahogarse en el diluvio universal.

5. Celebrarás y apoyarás lo diferente

A los directivos les gusta a mundo rodearse de clones de su propia mente. Sin embargo, lo cierto es que la diversidad hace definitivamente morder el polvo a la uniformidad. Al fin y al cabo, las grandes mentes no piensan todas igual.

6. Liberarás tu pensamiento del punto y coma

La comunicación es un instrumento absolutamente esencial para los jefes y no debería ser algo a lo que se sientan obligados por estar supuestamente a expensas de múltiples riesgos.

Un buen directivo debe propugnar la comunicación fluida y sin cortapisas con sus prosélitos.

7. Tendrás visiones

Las posibilidades tecnológicas han aumentado hasta el infinito y más allá el poder de la imaginación de los humanos de carne y hueso.

Quienes invierten en el poder de la imaginación (humana y no humana) llevarán las riendas del futuro.

8. Serás creador, no «outsourcer»

La orientación al beneficio puro y duro solo conduce a una cosa: la hambruna a nivel interno.

Por eso los buenos líderes se guían por la creatividad en todo lo que hacen y se esfuerzan por traer al mundo algo nuevo y revestido de verdadero valor.

9. Otorgarás sentido a la cotidianeidad del día a día

Los dos días más importantes de nuestra vida son el día en el que nacemos el día en que descubrimos para qué hemos venido realmente al mundo.

Las empresas y las personas que han descubierto sus respectivos objetivos en la vida crecen juntas y se retroalimentan las unas a las otras.

10. Serás una persona

Las personas confían en las personas, no en emails, tarjetas de visita y títulos. Razón de más para que los jefes sean visibles y accesibles. La confianza acaba trocándose en último término en cierto sentido de la intimidad.

Colaboración: www.marketingdirecto.com

apap

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